El estudio realizado por el equipo de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) ha revelado que más de 17 millones de personas en Argentina están expuestas al consumo de agua contaminada con arsénico, un problema de salud pública que afecta principalmente a 12 provincias del país.
Este contaminante es un agente cancerígeno y está vinculado a diversas enfermedades graves, como cáncer, Alzheimer, anomalías congénitas, y afecciones renales. A pesar de la gravedad del tema, el científico Alejandro Oliva, líder del estudio, señala que la respuesta de los gobiernos ha sido insuficiente, y muchas veces se ha tratado de ocultar el problema debido a la falta de medidas efectivas.
El arsénico proviene de la erosión natural de las rocas en los acuíferos, pero también puede ser causado por actividades humanas, como la minería y el uso de pesticidas. A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido un límite de 10 microgramos por litro de arsénico en el agua potable, en Argentina el Código Alimentario permite niveles de hasta 50 microgramos por litro, lo que aumenta el riesgo para la población.
Oliva hace un llamado urgente para implementar medidas de control y remoción del arsénico, como la ósmosis inversa, pero subraya que estas soluciones requieren un compromiso político y un enfoque a largo plazo para resolver este problema que ya lleva más de 100 años afectando a la salud de los argentinos.