un avión Boeing 737 Max 8 de la empresa low-cost estadounidense Southwest Airlines estuvo a punto de caer en el océano Pacífico, cerca de la costa de la isla hawaiana de Kauai, después de que las condiciones climáticas obligaran a los pilotos a cambiar de trayecto.
La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos inició las investigaciones para determinar qué ocurrió concretamente en el incidente del 11 de abril.
La aeronave -que iba desde el Aeropuerto Internacional de Honolulu con destino al Aeropuerto de Lihue, en Kauai- se precipitó más de 1200 metros en pocos segundos, hasta llegar a casi 122 metros por encima del agua y luego lograr volver a estabilizarse.
Según un memorándum distribuido dentro de la compañía,
el vuelo consistía solamente en un “salto” entre islas, en el que los pilotos
decidieron abortar un aterrizaje debido al mal tiempo y desviarse nuevamente
hacia Honolulu. Por su parte, la Asociación de Pilotos de Southwest Airlines no
hizo ningún comentario.
El informe de la FAA dijo que se descubrieron daños
“sustanciales” en una unidad que controla la energía de respaldo al timón del
avión. “Después del evento, SWA realizó mantenimiento en el avión y descubrió
daños en los componentes estructurales”, dijo el informe
“Nada es más importante para Southwest que la
seguridad”, dijo la aerolínea en un comunicado proporcionado a los medios de
comunicación. Y agregó: “A través de nuestro sólido Sistema de Gestión de
Seguridad, el evento se abordó de manera adecuada ya que siempre nos esforzamos
por lograr una mejora continua”.
Este incidente se dio poco tiempo después de que otro
avión de la misma compañía sufriera “daños importantes” tras realizar lo que se
conoce como un giro holandés, que ocurre cuando la cola del avión se desliza de
un lado a otro y el avión se mueve de una manera que hace que las alas se impulsen
hacia arriba y hacia abajo.
El incidente ocurrió durante un vuelo de Phoenix a
Oakland en mayo de este año, según informó el sitio Bloomberg. El avión
navegaba a 10.000 metros de Arizona a California, y, tras los problemas, logró
aterrizar de manera segura sin ningún herido. Sin embargo, la compañía no
notificó a la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus
siglas en inglés) sobre el daño del avión hasta el 7 de junio. Un informe de la
FAA dijo que se descubrieron daños “sustanciales” en una unidad que controla la
energía de respaldo al timón del avión, pero aún no está claro qué desencadenó
el incidente.
El año pasado, Southwest acordó pagar una multa civil
récord de 140 millones de dólares después de que una crisis navideña en
diciembre de 2022 dejara a 2 millones de pasajeros varados en aeropuertos de
todo Estados Unidos. La aerolínea canceló 8000 vuelos en un período de cuatro
días, tras una tormenta invernal.
El Departamento de Transporte norteamericano encontró
que Southwest violó las leyes de protección al consumidor al no brindar
asistencia de servicio al cliente adecuada “a través de su centro de llamadas a
cientos de miles de clientes”, así como al no brindar notificaciones inmediatas
sobre el estado de los vuelos a más de un millón de pasajeros y reembolsos
rápidos a miles.