Si bien
destacó los “avances impresionantes” logrados por la Argentina en materia
fiscal, el Fondo Monetario Internacional advirtió que «persisten algunos
desequilibrios macroeconómicos y obstáculos al crecimiento, y aún queda por
delante una difícil senda de ajuste».
“Ahora hay
que mejorar las políticas para aprovechar los avances logrados hasta ahora”,
señaló el organismo en su staff report.
Consideró
que «deben proseguir los esfuerzos para ampliar el apoyo político y social a
las reformas, así como para proteger a los más vulnerables», alertó sobre las
reformas que quedaron suspendidas tras su rechazo en el Congreso.
El FMI
consideró que «deben proseguir los esfuerzos para reformar el impuesto a las
Ganancias, racionalizar las subvenciones y los gastos fiscales y reforzar el
control del gasto».
Y dijo que
“más allá de este año, será fundamental profundizar las reformas de los
sistemas tributario, jubilatorio y de reparto de ingresos, incluida la
eliminación de los impuestos distorsivos”.
El FMI
señaló que «el paquete fiscal, que se espera sea aprobado por el Congreso -que
incluye una reforma del impuesto a las Ganancias, una amnistía fiscal (el
blanqueo), una mejora de Bienes Personales y los impuestos especiales sobre el
tabaco- apoyará y mejorará la calidad de los esfuerzos de saneamiento».
El FMI le
pide al Gobierno presentar al Congreso un plan para «racionalizar» los gastos
tributarios o exenciones dentro de los próximos dos meses y considerar la
eliminación de algunas tasas que benefician a regiones y sectores específicos.
Pero
además, el organismo menciona su temor a que las demoras en el paquete fiscal y
estructural «socaven» el plan de estabilización.
Por ello,
en caso de «retrasos» en la aprobación por el Congreso de las medidas fiscales,
las autoridades acordaron recurrir a decisiones «discrecionales», como reforzar
y ampliar impuestos especiales, en particular sobre los combustibles, acelerar
la quita de subsidios y recortar más los fondos a provincias y empresas públicas.
Por otra
parte, el equipo económico también está dispuesto a ajustar la política
monetaria y cambiaria con «mayor agilidad» para alcanzar los objetivos de
acumulación de reservas y desinflación, por ejemplo, llevando las tasas de
interés reales a terreno positivo más temprano para sostener la demanda de
pesos en el caso de que la reducción de la inflación y las expectativas
inflacionarias sean más persistentes.